Nunca antes había pintado un autorretrato.

Es verdad que la idea sí que había aparecido en mi mente, por primera vez, a lo largo de los dos últimos años. Me pasaron muchas cosas a nivel personal que fui poco a poco reflejando en las nuevas pinturas, pero todavía me faltaba ese último 'alumbramiento'. 

Quería hacerlo, pero en la larga lista de imágenes que necesitaba sacar de mi cabeza, siempre iba quedando relegado a esa posición tan peligrosa en la que todos dejamos cosas: "en cuanto consiga terminar todo esto, será lo siguiente".

'Todo esto' nunca termina. La vida nunca se congela para que tengas tiempo de hacer las cosas pendientes. Solo trae nuevas constantemente.

Pero, tras vivir varias experiencias artísticas catárticas durante la primera mitad del 2024, sentí que era el momento de hacerlo y que no podía demorarlo más. Además me sentía ya totalmente preparada.

Creía que sería fácil. Pero este autorretrato no fue nada sencillo, lo confieso. He tenido que darle muchas vueltas hasta finalmente rendirme ante su propia autonomía.

Si te fijas en mi obra, los fondos claros suelen ser los protagonistas. En el caso de este autorretrato, la oscuridad ha querido emerger. Es como si, de alguna manera, yo viviese en ella, y a través de la pintura consigo crear los mundos luminosos que me faltan. Pero claro, al retratarme a mí... ahí está. Sin embargo, también están las orugas, una forma de vida previa a la crisálida que dará lugar a un ser transformado en toda su plenitud.

Este autorretrato número 1 me indica que tan solo acabo de iniciar el camino.
 
Óleo sobre tabla entelada
65x54 cm.
Agosto 2024
 
Esta obra se entrega con un certificado de autenticidad firmado por la artista.
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