Decidí explorar el concepto del 'humano del espacio' porque despertaba en mí muchas emociones relacionadas con cuestiones existenciales profundas.

La arquetípica figura de un cosmonauta, con su traje, escondiendo a alguien anónimo debajo, es como una representación misma de la humanidad, de todos nosotros. El peso y la levedad conviviendo por igual. El deseo de conquista y la realidad de nuestra fragilidad. La figura mantiene una posición melancólica y abatida que he querido contrastar con un color y una pincelada vibrantes para apoyar este juego de contrastes.

Me gusta especialmente el color blanco como fondo, sugiriendo un infinito sin coordenadas ni estrellas; un espacio indefinido para un símbolo universal del ser humano, con el ímpetu constante de aventurarse más allá de lo conocido, lo cual le enfrenta inevitablemente a la inmensidad.

Óleo sobre lienzo
81x60 cm.
2016.
 
Esta obra se entrega con un certificado de autenticidad firmado por la artista.

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