En esta obra he pintado por primera vez a las libélulas. Fotografiadas por mí durante mis paseos por los jardines, me han inspirado siempre como fuente de vida, como recordatorio de lo sutil y lo fascinante.

Las libélulas poseen una cualidad iridiscente que las hace brillar intensamente bajo el sol, fundiéndose con los destellos del agua. Para representar esta propiedad, he utilizado óleo dorado a lo largo de todo el lienzo.
Además, también ha sido la primera vez que he trabajado sobre un soporte circular. La idea del ciclo de la vida era importante para mí dentro de la narrativa de esta colección, y este formato me permitió reforzarla.
 
Óleo sobre lienzo
Diámetro de 40 cm.
2024

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