Con 18 años me mudé a Madrid. Yo venía de un lugar húmedo, cambiante y lleno de vida, y no tardé en sentir un gran vacío, una especie de lejanía que me separaba de la capacidad de sentir.

Cuando llegó la primera tormenta a la ciudad algo se reconectó en mí. Pude volver a oler la humedad, la tristeza, el ímpetu. Me sentí aliviada. La tormenta se la llevó toda la energía contenida, me limpió y me dejó vacía de pesadumbre y llena de emoción.

22 años después, con las tormentas que cada final de verano regresan a la ciudad, recuperé ese recuerdo y decidí pintar estos estudios. Nacen de fotografías que yo misma tomé de los relámpagos y de momentos fragmentados que se han ido acumulando en mi mente durante todos estos años. Las pinté con trazo rápido y enérgico, abstracto, tratando de reflejar el carácter agresivo de la tormenta.

Escogí estos instantes concretos para inmortalizar esa milésima de segundo en la que, de repente, la luz rompe la oscuridad con violencia y crea un momento de lucidez, para desvanecerse de nuevo.

Óleo sobre papel*
25,5 x 32,5 cm.
2024

* Papel de alta calidad, con grano de lienzo, especialmente fabricado y preparado para la pintura al óleo.

Esta obra se entrega con un certificado de autenticidad firmado por la artista.

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